domingo, 14 de marzo de 2010

Ética, educación y valores


Primeramente pienso que es importante dejar establecido que según lo leído en el trabajo de Gutiérrez (2001) la conducta socialmente aceptada es la Ética. Veamos brevemente algunas definiciones.

Según el Diccionario de la Real Academia Española la ética es la “parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre”. También la define como el “conjunto de normas morales que rigen la conducta humana” por ejemplo: la ética profesional. (RAE, 2010).

Patzig (1971) en García (2010), la define como el estudio de la moral “la investigación filosófica del conjunto de problemas relacionados con la moral”.

Relacionando la ética con la educación se puede citar a Santiago (2007) quien afirma que la ética no es un elemento de la condición humana, más bien asegura que la ética se desprende del ejercicio célebre de una epistemología. “La ética es una filosofía primera, que no tiene su fundación en la razón, sino en el encuentro cara a cara con el otro, esto implica responsabilidad infinita hacia el otro”. Santiago (2007).

En esta última concepción vemos entonces a la ética como una conducta que se produce desde una sociedad en particular, muy cercano a lo que Gutiérrez (2003) propone en su investigación. Ésta se concibe al mismo tiempo como socialmente aceptada por la sociedad y las personas que la conforman. En este mismo orden de ideas, este autor concibe a la ética como un mecanismo de transmisión de la educación formal y la informal.

Esta conducta socialmente aceptada influye sobre los programas de estudio de las instituciones educativas al presentarse como un medio para socializar los contenidos entre los docentes y estudiantes. Pienso que es precisamente el docente quien debe hacer buen uso de su praxis y no descuidar sus funciones, muy en especial cuando se trate de facilitar el aprendizaje tomando en cuenta tanto las necesidades grupales como individuales de sus estudiantes por ende, no debe permitir que sus propias concepciones afecten directamente aquellas que se desean que el aprendiz adquiera a través de los programas.

En este sentido podríamos comentar de lo que también se conoce como ética docente. El docente tal como lo clasifica González (2007) deja de ser ético cuando no planifica y evalúa tomando en cuenta al alumno como eje del proceso educativo, cuando no toma en cuenta las nuevas tendencias filosóficas de la educación promoviendo un aprendizaje más social, cooperativo equitativo y constructivista. La ética docente influye en los contenidos formales e informales cuando el docente, al investigar, reconoce los derechos de autor, cuando conoce las tecnologías de la información y comunicación y sabe aplicarlas para crear ambientes de trabajos más integradores.

Así mismo, la ética afecta el proceso de enseñanza y aprendizaje cuando el docente no respeta lo establecido en la normativa que rige la educación formal y quebranta las leyes transmitiendo sus propias creencias religiosas, políticas y sociales en la relación con sus alumnos. No obstante, el docente también puede, en el buen uso de su didáctica, socializar sus experiencias propias como parte de esa educación informal compartiendo al mismo tiempo estos conocimientos con los previos que ya poseen los estudiantes.

Aunado a lo comentado en el párrafo anterior, podemos relacionar a la ética con la educación en valores, en otras palabras, esos principios curriculares que deben tomarse en cuenta para la formación integral de los alumnos. Tirado (2004) justifica que en la práctica educativa el docente también debe razonar sobre lo que se debe hacer tomando en consideración algunos valores mínimos los cuales pueden ser compartidos por todos los que conforman el ambiente de enseñanza y aprendizaje. “Valores propios de una ética cívica básica: la libertad, la igualdad, la solidaridad, el respeto activo y la actitud de diálogo, que forman en conjunto una peculiar idea del valor de justicia”. (Tirado, 2004).

Ahora bien, estos valores y principios deben poseer un carácter de suma importancia a la hora de diseñar el currículo de las instituciones educativas por ser estos los ejes que van a permitir que tanto docentes como alumnos se identifiquen con el proyecto de institución que se quiere. Con esa misión, visión, objetivos y programas que en ella se erijan. Pienso que no puede existir una institución educativa donde la filosofía de sus creadores sea antagónica a las ideas y pensamientos de aquellos que en ella hacen vida educativa.

Pero al mismo tiempo esos valores y principios que conformen el currículo educativo de las instituciones también deben ir a la par con los que integran el currículo de nación que tenemos. De esta manera estaremos consensuados todos en un mismo currículo de vida. Donde respetemos las normas de convivencia y podamos construir una sociedad arraigada a las buenas costumbres. Una sociedad donde establezcamos esa escala de graduación que establece Gutiérrez (2001) de tipo “Alta”. Donde se reconozca el valor del esfuerzo de las personas para alcanzar sus metas. Una sociedad en donde las opiniones veraces y no las especulaciones, sean reconocidas. Y donde principalmente el Estado y aquellos que se encargan de su administración valoren el bien común de todos.

De pasar lo contrario, entonces tendremos una educación donde impere el facilismo, y el personal académico, administrativo, obrero y por supuesto los estudiantes traten de conseguir las cosas sin el menor esfuerzo. Donde los malos hábitos se conviertan en hábitos diarios y principalmente los estudiantes desvaloricen los programas de formación y sus futuras inserciones laborales. Esto sin duda concluiría en el tercer escalafón de esa escala de graduación, la del tipo “Limitada”.
Donde simple y llanamente todos los que conformamos la sociedad aceptamos vivir bajo modelos copiados de un pequeño grupo social, generalmente el grupo económicamente más poderoso. Donde nos dejamos llevar por el título, grado o jerarquía institucional de las personas. En una universidad donde a los docentes les preocupa que los estudiantes no los llamen por sus títulos sino por sus nombres pero profesan en sus cátedras ser auténticos socioconstructivistas.

A modo de conclusión, quisiera acotar que en el caso particular de Venezuela nos han forzado a ubicarnos en este tercer escalafón desde hace mucho tiempo y a pesar de algunos esfuerzos por construir un currículo de vida propio y no copiado de otras naciones, ha sido difícil no dejarnos influenciar por estos patrones. La crisis latinoamericana no ha sido únicamente económica sino también de identidad. Sin embargo, también pienso que poco a poco estamos creando un nuevo orden social. Tal como lo han dicho algunos intelectuales de este siglo: No estamos viviendo una época de cambios sino un cambio de época”.

Referencias

García, P (2010). Ética / Moral. Diccionario filosófico en línea. Disponible en: http://www.filosofia.org/filomat/df467.htm

González, A (2007). Principios éticos de la docencia. Razón y palabra. Revista en línea. Disponible en: http://www.razonypalabra.org.mx/N/n68/varia/agonzalez.html

Gutiérrez, P. (2001). La ética como mecanismo de autogénesis social. Disponible en: http://postgrado.una.edu.ve/politica/paginas/gutierrezetica.pdf

RAE (2010). Diccionario de la Real Academia Española. Diccionario en línea. Disponible en: http://www.rae.es/rae.html

Santiago, J (2007). Ética y educación. Disponible en: http://morada-filosofia-upel-iprgr.blogspot.com/2007/06/etica-y-educacin.html

Tirado, J (2004). Ética y educación de adultos: la tarea de educar en valores a personas adultas. Glosas didácticas. Revista en línea. Disponible en: http://www.um.es/glosasdidacticas/doc-es/12tirado.pdf

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domingo, 7 de marzo de 2010

Taller sobre la diversidad sociolingüística y sociocultural del Español. ULA, marzo 2010.











Como parte de las actividades del II Encuentro Internacional de Formación Docente en Lenguas Modernas celebrado del 03 al 06 de marzo de 2010 en las instalaciones de la Universidad de Los Andes, se programaron varios talleres, entre ellos uno que tuve la oportunidad de facilitar relacionado con el abordaje de los contenidos socioculturales y sociolingüísticos en la clase de E/LE (Español como Lengua Extranjera).

Con la asistencia de veinte participantes, algunos estudiantes y otros egresados en idiomas, provenientes de distintas regiones del país (Trujillo, Caracas, Mérida y Barinas), compartimos durante dos días nuestras ideas, reflexiones y críticas en torno a la enseñanza y aprendizaje del E/LE. Por supuesto no dejamos de hablar del escenario venezolano, sus debilidades y fortalezas.

Revisamos algunos datos importantes tales como el número de hispano hablantes a nivel mundial sorprendiéndonos cada vez más del lugar que actualmente ocupa nuestro idioma (Tercero en el mundo) y de su gran diversidad cultural, especialmente en América. Nos paseamos muy brevemente por las regiones dialectales de nuestro Español, citando los elementos lingüísticos más resaltantes de cada zona.

Dentro de los tópicos culturales más comentados estuvieron la música, arquitectura, gastronomía, festividades y literatura. Se pudieron analizar algunos ejemplos de planes de clase que incluyen estos contenidos al tiempo que los contextualizábamos a la cultura venezolana.

Los participantes tuvieron el momento de realizar sus propios ejemplos de clases usando los contenidos socioculturales y sociolingüísticos. Presenciamos clases dirigidas tanto a niños como a adultos. De niveles iniciales a más avanzados. Con temas motivadores como la gastronomía caraqueña: Los perros calientes, la fiesta de San Benito en Trujillo, la fiesta de cumple años a lo venezolano, literatura Jivi (Etnia indígena venezolana) y ¿Qué hacer en Caracas?

Particularmente deseo felicitar a todos los amigos que participaron en el taller pero como se los hice saber, no podemos quedarnos en el mero estadio de formación sin socializar lo aprendido y discutido en relación al gran futuro que puede tener Venezuela en la enseñanza y aprendizaje del Español como Lengua Extranjera. Como dice el refrán “Un solo palo no hace montaña”. Sí podemos.

Ciro García

martes, 2 de marzo de 2010

¿Cuál es la relación existente entre la economía y la filosofía que orienta la educación a distancia?

Considero que para reflexionar sobre la influencia de la economía en la filosofía que orienta la EAD lo más sensato es documentarse con reportes y artículos actualizados a la fecha, en este sentido podríamos confrontar ambos aspectos en una forma mucho más cercana a la realidad actual.

Pienso que no necesariamente los avances educativos van de la mano con el progreso en la economía de los pueblos, fijémonos en el caso de Cuba, nación que ha sido objeto del mayor bloqueo económico conocido en la historia y sin embargo supera en casi todas las estadísticas educativas a los países de Latinoamérica y el Caribe según los datos arrojados por los últimos informes de la UNESCO: EPT (Educación para Todos) 2007 y 2010.

No necesariamente el tener como bandera la famosa Globalización hace que una nación obtenga una educación de calidad y para todos, tomemos como ejemplo el caso de la antigua Unión Soviética, la cual estuvo prácticamente aislada del mundo occidental durante los años de la Guerra Fría y en sus muros se formaron grandes universidades y científicos, entre ellos muchos que han contribuido con el desarrollo de la educación moderna.

En muchos países europeos como Inglaterra, España, Alemania y Francia, entre otros, las universidades son completamente pública para los residentes y nacionales. No se ha llegado por más que se ha intentado, a privatizar la educación superior como es el caso de los Estados Unidos de Norte América en donde prácticamente no existe un solo instituto universitario gratuito.

Revisando el trabajo de Herrera (2002) he podido constatar que, en su mayoría, los datos económicos y las cifras en la educación venezolana pertenecen precisamente a esa época o incluso antes, de la cual ya han pasado ocho años. Apenas habían transcurrido dos años cuando Venezuela al igual que todos los países que integran la UNESCO se hubiesen propuesto cumplir con las metas del milenio en materia educativa siguiendo el plan de Educación para Todos (EPT).

Para ese entonces apenas se recién creaba el Ministerio de Educación Superior, órgano rector de la educación universitaria en Venezuela. La redistribución de las partidas presupuestarias para las universidades públicas y para aquellas privadas que gozan de subsidio se gestionaba a través de la Dirección General Sectorial de Educación Superior en el antiguo Ministerio de Educación y por supuesto a través de la Oficina de Planificación del Sector Universitario (OPSU).

Sabemos que en esos momentos era mucho más burocrática la asignación de recursos a las universidades los que repercutía en retraso de obras, tardanza en el equipamiento de instalaciones o en la compra de recursos y por supuesto, retraso en el cobro de los salarios del personal docente, administrativo y obrero y demás asignaciones, bonos y beneficios.

¿Resultados?, huelgas de docentes universitarios donde se pueden destacar los grandes paros de profesores a finales de la década de los 80s y comienzo de los 90s donde se perdieron semestres enteros, lo que trajo una gran crisis en el sector, entre ellas la deserción de estudiantes quienes sin verse en la posición de estudiar, emigraron al campo laboral.

Soy de los que piensa, que a pesar de la crisis económica que todavía arropa a muchos países de este continente, Venezuela ha tenido importantes avances en materia educativa. A tal punto que en el último informe de EPT de la UNESCO “aparece con un valor IDE (Índice de Desarrollo de la Educación para Todos) comprendido entre 0,95 y 0,96, lo que la coloca en el grupo de países a punto de lograr la EPT. Ascendiendo del puesto 64 al puesto 59 a nivel mundial”. (Sulbarán, 2010). Es importante acotar que en este informe no se incluyeron las Misiones Educativas.

En relación a la educación superior, tomando sólo unos datos de Morles, Medina y Álvarez (2003) citados por la UNESCO-OEI (2006) para el año 2001 se registraban 770.000 estudiantes en el sistema universitario y para el 2002, 860.000, o sea un incremento de 90.000 en relación al año anterior. Según datos suministrados por el recién saliente Ministro del Poder Popular para la Educación Superior, Luis Acuña en un artículo de Ugueto (2008) para el año 2007 existía una matrícula de 2 millones 135 mil 146 estudiantes.

Tomando en cuenta los datos contemplados hasta ahora, me atrevería en este párrafo a plantear otra pregunta ¿Cómo puede afrontar la Educación Universitaria la actual crisis económica mundial, específicamente en el caso de Venezuela? Una de las recomendaciones sugeridas por Herrera (2002) es que el gobierno de turno incentive la EAD por ser esta más económica y por tener mayor alcance para más estudiantes que por alguna razón no pueden asistir a clases de manera presencial.

Estoy en total acuerdo y creo que para esto el Estado debe unir esfuerzo con el mayor número de redes educativas nacionales e internacionales, públicas y privadas con el objeto de alcanzar una verdadera educación de calidad para todos. En una entrevista realizada a la Directora de momento del Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC) afirmaba que “hay que crecer, lo que no implica necesariamente crear más instituciones, sino aplicar nuevos instrumentos que permitan expandir la cobertura de una forma más eficiente, como por ejemplo la educación a distancia”. (Moreno, 2008).

Invirtiendo en los sistemas de EAD, no sólo para la educación universitaria, sino para todos los niveles educativos actuales, el Estado puede al tiempo de seguir optimizando la educación, ahorrar cuantiosas sumas de dinero en inversiones para la edificación de estructuras educativas. Con la puesta en órbita de nuestro primer satélite y con la recién adquisición del sistema de televisión digital ya se está gestando un proyecto que incluye la teleducación y la telemedicina.

Sólo citando el escenario de la EAD en España, Ruipérez (2003) en Carrión (2005) deja ver que en universidades presenciales, el costo por estudiante varió entre los 3700 € y 5100 €. En el caso de las basadas en EAD, estuvo entre los 1100 € y los 2200 €. En este mismo estudio se establece que “el beneficio de la economía de escala posibilita un coste menos elevado por alumno respecto al de la enseñanza presencial. Se salta de este modo una barrera más: la
económica”. (Carrión, 2005).

Obviamente en Venezuela son muchos los pasos que hay que dar para consolidar un sistema sólido en EAD. Las contribuciones que desde la Universidad Nacional Abierta se han hecho en todos estos años parecieran todavía que no son suficientes para “nacionalizar” la educación a distancia. La empresa privada, en especial las operadoras de televisión satelital y por cable al igual que la radio y las grandes televisoras pueden brindar mucho apoyo para crear un excelente sistema educativo. Experiencias como la de la BBC en el Reino Unido deben ser tomadas en cuenta. Donde a través de la televisión, radio, Internet y medios impresos se puede llegar a constituir un excelente consorcio educativo.


Referencias

Carrión, J (2005). Una mirada crítica a la educación a distancia. Revista Iberoamericana En Línea. Disponible en: http://www.rieoei.org/deloslectores/11Carrion.pdf

Herrera, Z. (2002). Análisis de la dinámica económica y política venezolana. La educación abierta y a distancia, UNA alternativa ante la crisis. Dirección de Investigaciones y Postgrado. Universidad Nacional Abierta.

Moreno, H. (2008). Venezuela está entre los países con mayor cobertura universitaria en Latinoamérica. Artículo En Línea. Disponible en:
http://74.125.113.132/search?q=cache:LEoFyOdpfPAJ:www.radiomundial.com.ve/yvke/noticia.php%3F6385+educaci%C3%B3n+a+distancia%2Bminci&cd=9&hl=es&ct=clnk&gl=ve

Sulbarán, B. (2010). Venezuela está a punto de lograr los objetivos de la "Educación Para Todos". Artículo En Línea. Disponible en: http://www.minci.gob.ve/reportajes/2/195511/venezuela_esta_punto.html

Ugueto, O. (2008). La educación superior en Venezuela registró una matrícula de más de 2 millones de estudiantes entre 1999 y 2007. Artículo En Línea. Disponible en: http://www.cuc.edu.ve/noticias/noticia31.php

UNESCO-OEI (2006). Sistema Educativo de Venezuela. Datos Mundiales de Educación 2006. 6ª Edición. Disponible en: http://www.oei.es/pdfs/Venezuela_datos2006.pdf

UNESCO (2007). Situación educativa de América Latina y el Caribe: Garantizando la educación de calidad para todos. Informe regional de revisión y evaluación del progreso de América Latina y el Caribe hacia la educación para todos en el marco del proyecto regional
de educación (EPT/PRELAC) -2007.

UNESCO (2010). Panorámica regional de América Latina y el Caribe. Disponible en: http://unesdoc.unesco.org/images/0018/001865/186524s.pdf

lunes, 1 de marzo de 2010

Perfil del facilitador a distancia: rasgos, habilidades, actitudes y valores

En todo proceso de enseñanza y aprendizaje convencional están inmersos muchos elementos y no únicamente los que comúnmente se creen: estudiante y docente. El ambiente donde se desarrolla este proceso, bien sea un aula de clases o cualquier otro recinto dentro de la institución, el momento del día en que se lleve a cabo y los recursos disponibles, sólo por nombrar algunos, intervienen todos.

Imaginémonos ahora este mismo proceso pero en la Educación Abierta y a Distancia (EAD) y muy en especial en los actuales momentos donde cada vez más se imponen las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Frente a este escenario esos elementos que conforman la enseñanza y aprendizaje deben cambiar con el objeto de actualizarse a los tiempos de cambio. Es precisamente en este contexto donde me gustaría reflexionar sobre el Rol del Facilitador en la EAD.

Primeramente se debe tomar en cuenta la palabra Facilitador la cual ya por si misma marca una diferencia en relación a la de Profesor o Docente todavía muy usadas en la educación convencional o presencial. Incluso muchos profesionales del aula se molestan al no ser llamados bajos tales títulos. Y es que precisamente la persona que asume el papel de formar a otros en un sistema de EAD es un facilitador de la enseñanza y del aprendizaje de sus estudiantes. Es un mediador entre estos dos procesos y no debe limitarse únicamente a la pura transmisión de información.

El facilitador es conocedor no sólo de las técnicas apropiadas, recursos y estrategias para la enseñanza ideal sino que también debe conocer los factores que intervienen en el aprendizaje de sus estudiantes, conocer sus necesidades y comprender la realidad educativa. Sin embargo, aunque pueda considerarse como obvio, no todos los que ejercen el oficio facilitador se sienten interesados por conducir una buena praxis didáctica que integre la función alumno – docente en una sola. No muchos temen dejar ese protagonismo que se venía ejerciendo como profesor al de un inspirador del acercamiento entre las partes.

Es justamente esta la figura de una nueva tendencia pedagógica y en especial en la EAD, donde este facilitador deberá hacer uso de sus dotes de orientador, tutor y sobretodo humanizador. Por esta razón se hace sumamente necesario que este nuevo docente esté constantemente al día en relación a las nuevas tendencias educativas “...en la modalidad a distancia esta continua actualización se hace imprescindible de todo punto, dado el avance de las tecnologías de la información y comunicación, esenciales en los procesos de formación a distancia” (García, 2001).

Como ya vemos, este nuevo docente está íntimamente vinculado con los aspectos tanto cuantitativos como cualitativos de los nuevos adelantos tecnológicos. Es un profesional que debe tomar en cuenta que existe un entorno interactivo y multidireccional del aprendizaje. Donde la reciprocidad y compartir de saberes es una actividad diaria la cual se manifiesta a través del contacto por los diferentes medios de comunicación, en especial las plataformas teleinformáticas.

Adell y Sales (1999) definen a este docente como El Profesor On Line o En Línea, quien debe realizar diversas funciones tales como diseñador curricular, elaborador de contenidos, evaluador, apoyo técnico y la de tutor y facilitador. Esta última función, según Mason (1991) en Adell y Sales (1999) a su vez implica tres roles más que debe ejercer el facilitador – tutor. Un rol organizativo, uno social y otro intelectual.

En la educación En Línea la función facilitadora y tutora del docente tiene entre otras actividades la de programar un plan conformado por los objetivos y/o competencias, horarios de clases, y la normativa a seguir. El profesor debe promover distintas actividades donde se integre al grupo a través de la participación en estrategias como foros, chats, blogs, entre otros.

En estos mismos espacios se pueden expresar no sólo lo que se discute de las lecturas realizadas sino también las ideas, sentimientos, reflexiones sobre el modo en que se conduce una cátedra en especial. Es este el rol social al que se refieren los autores citados anteriormente, el poder que debe tener le facilitador para conformar una red entre todos los participantes con el fin de crear un ambiente ameno de trabajo.

El facilitador debe permitirse y permitirle a sus estudiantes que interactúe uno a otro en todo momento, específicamente al momento de tratar algún punto de un tema en especial. Sabemos que es no es un trabajo fácil dedicar un tiempo a cada uno de los participantes pero en la medida de lo posible, esta técnica puede ayudar considerablemente al aprendizaje del estudiante y contribuye formidablemente a erradicar esa soledad que algunas veces puede afectar el ritmo de estudios, a tal punto de terminar en la deserción.

Sobre este aspecto, Leal (2004) sugiere que para evitar esa “soledad” del estudiante de educación a distancia se debe proponer un programa de orientación personal – social. En este sentido la función tutorial debe estar más inclinada hacia la de orientador. En el sistema de educación convencional o presencial esta función corresponde en la mayoría de los casos, a un especialista aparte al proceso de enseñanza y aprendizaje a quien el estudiante acude a la hora de recibir una guiatura o asesoría.

En la EAD “El docente se convierte en un consejero, en una ayuda para el alumno a la hora de decidir cuál es el mejor camino para conseguir los objetivos educativos que se ha propuesto” (Perdomo, 2008). Esta misma autora establece al rol de tutor del docente de EAD funciones como las de guiar, orientar, motivar y asesorar a sus estudiantes en el encuentro de éstos con los nuevos conocimientos. Esto puede generar la creación de estudiantes más independientes y autónomos.

Estamos entonces bajo una concepción cada vez más integradora pero al mismo tiempo multidisciplinaria del docente de EAD. No obstante, en mi opinión estaría más de acuerdo con las dos tareas básicas que según García (1987, 1999, 2001) este educador debe desempeñar: la orientadora y la académica. Sobre estas funciones recaen un gran número de responsabilidades que el facilitador debe cumplir con el fin de propiciar en el estudiante un aprendizaje efectivo y la motivación a mantenerse en un sistema no común para él.

Finalmente, el facilitador no es solamente un profesional de le educación que debe limitarse a practicar funciones netamente pedagógicas como las citadas en los párrafos anteriores. Por encima de todo es un ser humano y en este orden de ideas debe poseer cualidades que le permitan trasladar ese humanismo al proceso de interacción con sus estudiantes.

Debe poseer atributos como la cordialidad, aceptación, honradez y empatía (García, 2001). Este mismo autor cita algunas otras características que si muy bien son atribuidas a los docentes de sistemas presenciales, también algunas de ellas pueden aplicarse a los de EAD, son el caso de: La autenticidad y honradez, madurez emocional, ser cordial, empatía, agilidad mental, saber escuchar, sociocultural, emocionalmente estable y liderazgo.

Como también lo hemos comentado en este artículo, el docente nuevo en EAD debe estar al tanto de los desafíos que se le aproximan en plena era de los rápidos avances tecnológicos. Pienso que por más que queramos no vamos a competir con lo que se nos avecina y que sin duda alguna está ocupando más lugar en la forma en que se enseña y aprende en este siglo. Debemos hacer lo posible por estar actualizados sin dejar a un lado el humanismo característico del facilitador, cada vez más constructivista y social.

Castellón (2009) afirma que el reto que se presenta ahora a los docentes de EAD es estupendo. Indagar la forma en que se aprende al mismo tiempo que tenemos la oportunidad de conectarnos con otras personas de otros lugares del mundo para intercambiar experiencias y modos de aprendizaje. Pero también es un reto usar estas herramientas para saber cómo formar a nuestros ciudadanos para afrontar la vida en relación a las demandas actuales laborales.


Referencias

Adell, J. y Sales, A. (sf ). El profesor online: elementos para la definición de un nuevo rol
docente. Disponible en: http://tecnologiaedu.us.es/edutec/paginas/105.html

Castellón, C. (2009). La docencia en la educación a distancia. Disponible en: http://www.monografias.com/trabajos73/docencia-educacion-distancia/docencia-educacion-distancia.shtml

García Aretio, L. (2001). La educación a distancia. De la teoría a la práctica. Capítulo 5: Profesores, formadores y tutores. Barcelona: Ariel.

Leal, N. (2004). La soledad del estudiante a distancia en la Universidad Nacional Abierta. Dirección de Investigaciones y Postgrado. Universidad Nacional Abierta.

Perdomo, M. (2008). El rol y el perfil del docente en la educación a distancia. Disponible en: www.salvador.edu.ar/vrid/publicaciones/PErdomo.doc