miércoles, 17 de febrero de 2010

Educación Abierta y a Distancia.

Existen sin ninguna duda los que todavía mantienen la tesis que la Educación Abierta y a Distancia (EAD) seguirá estando en desventaja con el sistema educativo presencial. Si tendríamos que evaluar esta aseveración deberíamos en primera instancia determinar las razones por las cuales se conserva esta creencia.

No es tampoco mentira que a pesar del tiempo, más de medio siglo, y de todos los avances alcanzados en los últimos años para optimizar los estudios a distancia y en sistema abierto, esta modalidad sigue siendo relativamente nueva en comparación con la modalidad cerrada y presencial, especialmente en la educación superior.

Esta quizás sea la primera presunción, ya que un gran número de aspirantes tanto a estudios de pregrado como de postgrado sigue prefiriendo asistir a un aula de clases frente a un profesor y relacionarse con un grupo de participantes en constante contacto humano que a la relación “virtual” que se podría suscitar en la EAD.

A pesar de todos los esfuerzos tales como la ferviente publicidad de muchos centros educativos que promueven día a día estudios a distancia, todavía pareciese que la población en demanda estudiantil no se convence de las bondades que se ofertan, entre ellas, la flexibilidad de horario, la variedad de recursos, la independencia y autonomía, entre otras.

Probablemente, pueda existir una desventaja más por la que sigue existiendo una menor preferencia por este tipo de estudios. Esta tendría que ver con la referencia que tienen muchos aspirantes sobre la tasa de deserción en los estudios a distancia en el sistema universitario. Algunos trabajos lo confirman. Vásquez (2003), justifica tal deserción en factores tales como: La integración social y el compromiso institucional, el compromiso académico e identificación profesional, factores demográficos y socioeconómicos. Por su parte, Dámaso (2009), afirma que la deserción de estudiantes y muy en especial en la Universidad Nacional Abierta (UNA), es multifactorial pero básicamente está estrechamente relacionada con el vínculo profesor-estudiante en el modelo educativo. Muchos al conocer esta realidad prefieren no probar por este tipo de estudios.

Ahora bien, este breve análisis comparativo entre las dos modalidades de estudios ha servido de base para responder nuestra interrogante. Tomando en cuenta que existen algunas posibles limitaciones para desarrollar estudios en EAD, se podrían al mismo tiempo sugerir algunas recomendaciones que pudiesen de alguna u otra forma mejorar tanto la oferta como la continuidad en dichos estudios, cubriendo de esta manera las necesidades y exigencias de los estudiantes.

Al caso viene la comparación que hace Hernández (2007) entre Filosofía y Educación, afirmando siempre que la primera precede y preside a la segunda. Si tomamos en cuenta esta premisa podríamos entonces decir que la educación siempre ha de estar al margen de las teorías del aprendizaje que nazcan y se desarrollen en un momento histórico, político y social.

No escapa de la anterior relación la EAD. Así como en sus momentos pudo haberse adaptado al aprendizaje conductista y vertical basado únicamente en la producción de tareas, hoy día pudiese adaptarse a enfoques más humanistas y socio-constructivistas donde las relaciones facilitador-estudiante y estudiante-estudiante vayan más allá de la que se pueden generar únicamente con la mera producción.

Promover la participación y socialización del aprendizaje a través de actividades motivadoras, integradoras y dinámicas pueden seguramente lograr más apego por los programas de estudio a distancia. Soy de los que piensa que cuando se habla de Tecnologías de la Información y la Comunicación no se debe estar supeditado única y exclusivamente al uso del computador, Internet y las plataformas virtuales de aprendizaje.

La televisión, la radio y otros medios audiovisuales como el cine, las grabaciones de audio (música, entrevistas), revistas especializadas o no, la prensa, exposiciones, entre otros, todavía juegan un rol importante. Simplemente recursos que pueden usarse en un modelo de EAD tanto en pregrado como en postgrado sin dejar a un lado el grado de madurez y de responsabilidad que se requiere.

Incluso se puede decir que los mismos libros textos siguen siendo un recurso que bien planificado y utilizado puede contribuir con la EAD como fue en sus principios. No obstante, existen reclamos como los hechos por Ortiz (1998), quien subraya que muchos de los libros textos que se crearon para las Unidades Integrales de Diseño de la UNA no se actualizaron más desde su implementación en 1985 a diferencia de los que usa todavía la Open University de Inglaterra los cuales son constantemente actualizados y usados a pesar del auge de la Internet.

Existen en otros países que mantienen modelos educativos a distancia el uso de la televisión, en especial la llamada televisión educativa. Con programación tanto para docentes como para estudiantes. En mucho de los casos esta programación es coordinada por centros educativos como colegios y universidades quienes planifican clases y actividades en horarios establecidos.

Otro aspecto importante es el relacionado con la preparación y actualización del personal docente encargado de llevar la tan difícil labor de facilitar el aprendizaje en la EAD. Ortiz (1998) hace una crítica hacia algunos docentes de centros locales de la UNA que a su parecer quedaron únicamente para hacer el trabajo de un profesor particular, en pocas palabras guiar a los estudiantes en sus trabajos y tareas con el fin de lograr los objetivos requeridos.

En este mismo orden de ideas, García (2001) destaca que se hace imprescindible para el profesor que trabaja en la modalidad a distancia mantener una continua actualización en las nuevas tendencias educativas y en las tecnologías para el proceso de enseñanza y aprendizaje. Este mismo autor señala varias estrategias de enseñanza que debe tomar en cuenta el docente a distancia, son de resaltar: el potenciar el trabajo colaborativo en grupos de aprendizaje y la de evaluar formativamente el progreso.

Me gustaría justificar en estas últimas líneas el por qué de la pregunta inicial la cual pienso que ha sido formulada tal como se establece en la introducción, una vez que he leído parte del material sugerido y otros que he tenido el atrevimiento de revisar.

Mucha de esta literatura concuerda en los mismos fundamentos y hechos, sin embargo como lo describe Leal (2007), me he permitido partir de mis propias ideas e inquietudes sobre el tema al tiempo que las he relacionado con la documentación abordada. De esta manera he sentido la necesidad de reflexionar y “pasearme”, como lo dice el autor, por una problemática antes de consultar a los especialistas.

Es de esta manera como han surgido varias preguntas sobre lo que ha sido la EAD y el futuro de la misma, en especial en Venezuela. Particularmente pienso que estamos viviendo momentos de profundos cambios a nivel mundial que sin duda alguna nos afectan, algunos positivamente y otros no nos dejan de tocar en el lado opuesto. Sin embargo, puede decirse que Venezuela, está a la vanguardia con respecto al desarrollo de nuevas tecnologías. Se ha incrementado el número de usuarios de la Internet, poseemos uno de los mayores índices de consumo en Latino América de tecnología celular y entre ella el uso de teléfonos de última generación. Cada vez hay más operadoras de televisión por cable y satelital, y ya la radio es prácticamente digital y por si fuese poco, ya está en marcha el desarrollo de la televisión digital para este mismo año.

El problema creo que radica precisamente en el uso de toda esta tecnología con fines pedagógicos y didácticos. Todavía existe un gran número de docentes y estudiantes que se niegan al uso de las mismas y en caso de usarlas, muchas veces no tienen el esmero por aceptarlas en su totalidad.

Lo mismo pasa con el estudio e implementación de las nuevas corrientes filosóficas para la educación. En pleno siglo XXI todavía nos encontramos con docentes y alumnos que no acceden a reconocer que los modelos educativos deben ir adaptados a los cambios, necesidades y exigencias de la sociedad. Una sociedad que mientras más interactué más aporta y aprende de los que la conforman.


Referencias

Dámaso, M. (2009). Deserción: Un Diagnóstico en la Universidad Nacional Abierta. Disponible en: http://biblo.una.edu.ve/ojs/index.php/UNAINV/article/viewFile/57/52

García, L. (2001). La Educación a Distancia. De la Teoría a la Práctica. Capítulo 5: Profesores, Formadores y Tutores. Barcelona, España.

Hernández, A. (2007). Fundamentos Filosóficos de la Educación. Disponible en: http://postgrado.una.edu.ve/fundamentos2007/paginas/dolarafundamentos.pdf

Leal, E. (2007). Aproximación al Estudio de los Fundamentos de la Educación Abierta y a Distancia. Disponible en: http://postgrado.una.edu.ve/fundamentos2007/paginas/lealeduardo2007.pdf

Ortiz, R (1998). La Educación a Distancia en el Umbral del Nuevo Paradigma Telemático. Disponible en: http://www.niee.ufrgs.br/eventos/RIBIE/1998/pdf/com_pos_dem/191.pdf

Vásquez, C. (2003). Deserción en Educación a distancia en Educación Superior. Disponible en: http://e-spacio.uned.es/fez/view.php?pid=bibliuned:1387

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Educación, política y economía

Se me viene a la mente en este momento una vez que asistía a una reunión en la escuela de mi hija y al entrar al recinto me desviaron para un salón donde nos iba a atender a todos los representantes, la profesora de aula. En esta confortable sala había muy buenos sofás y una antigua pero llamativa mesa en el centro. Al alzar un poco la mirada había un cuadro con la imagen del actual Papa, no había transcurrido mucho tiempo de la muerte de Juan Pablo II.

En ese momento me pregunté y tomando en cuenta que el Papa es el presidente de una nación, muy pequeña, rica y poderosa por cierto, ¿Por qué no una imagen de nuestro presidente?, también me acordé que al trabajar por un tiempo en EEUU se veía en muchas escuelas una foto del presidente de turno, el vicepresidente y el secretario o secretaria de Estado y todos los días debía cantarse en las aulas de clases el canto a la bandera, lo que podría ser aquí el Himno Nacional al momento de izar la nuestra. También es sabido que en muchas escuelas religiosas, en especial católicas, los estudiantes deben rezar en algún momento de la semana, bien sea todos los días o en una sesión en especial.

Me atrevo a comenzar esta reflexión con estos ejemplos simple y llanamente para representar de una manera muy personal lo que a mi parecer ejemplifica la relación existente entre economía, política y educación.

Así como lo comenta en sus líneas Gutiérrez (2002), el sistema económico – político genera en la sociedad un marco ideológico acorde con los requerimientos funcionales de ese sistema. En pocas palabras, se busca adaptar a la sociedad a los modos gerenciales de los gobernantes de turno y de los planes que para las naciones se desarrollen en cada uno de estos gobiernos.

Si nos fijamos en los grandes sistemas de gobierno a nivel mundial podríamos fácilmente relacionar estos modelos con el desarrollo de la educación en estas sociedades. Podríamos hablar entonces de la Educación Marxista, Capitalista, Imperialista, Monárquica, Religiosa, Socialista, Comunista, entre otras. Cada una respondiendo a los modelos políticos y económicos implementados por sus gobiernos a través de las leyes, normativas, reglamentos y decretos.

Ahora bien, veamos el caso de las Naciones Unidas, quizás la asociación de países más grande del mundo. En esta organización se gestan las políticas educativas de las naciones que la conforman a través de un sub organismo conocido como la UNESCO. Cada año se discuten por comisiones, las directrices que se han planteado y cómo cada nación está alcanzando sus metas fijadas. Independientemente del sistema de gobierno que cada nación tenga, si pertenece a las Naciones Unidas, debe seguir sus planes en materia educativa.

En este sentido, estaríamos hablando de una relación existente entre un modelo de educación y cómo éste se desarrolla en distintas naciones del mundo. Cada país lo ejecuta de acuerdo a sus políticas de gobierno y sus procesos económico – sociales.

En este orden de ideas Prieto (2006) afirma “El Estado interviene, por derecho propio, en la organización de la educación del país, y orienta, según su doctrina política, esa educación. Depende la orientación de una escuela de la orientación política del Estado”. El maestro Prieto no concebía a un sistema educativo controlado única y exclusivamente por particulares a sus gustos y medidas y donde el Estado no tuviese ninguna participación.

¿Cómo se podría explicar que el Estado a través de sus gobiernos invierta en educación pública y gratuita para todos e incluso subsidie en algunos casos a la educación privada y después no exista una retribución por parte de los formados hacia su país? ¿Cómo podría mejorar la economía de una nación si los profesionales que se formaron en ella y en especial en la educación pública no vayan después a contribuir con el desarrollo de la misma?

Es entonces política de Estado, velar por una educación de todos y para todos donde cada miembro de la sociedad tenga tan justa formación como tan justo campo de trabajo. Donde esa formación, bien sea capacitación técnica como universitaria tenga después un lugar donde se puedan desarrollar los conocimientos adquiridos. De esta forma se contribuiría directamente con el desarrollo económico de un país y el bienestar social.

¿De qué vale darle tierra al pueblo si no le enseñamos a cultivarla? ¿De qué vale hacer fábricas si no formamos buenos ingenieros y obreros? ¿Hospitales y escuelas sin médicos y docentes comprometidos con la buena praxis? Por supuesto hay que considerar que no toda la responsabilidad del motor económico de una nación radicará exclusivamente en la formación de su talento humano. Habrá también que cuidar aspectos como las condiciones sanitarias y de seguridad, alimentación de los trabajadores, entre otros.

Campuzano (1981) en el Foro Sociedad, Educación y Política, celebrado en México, expone que la educación tiene una función económica, porque esta contribuye a la reproducción de la fuerza laboral "enseña y entrena en la organización jerárquica y autoritaria del trabajo”. O sea, es la escuela quien tiene en sí, la función que regula la oferta y el trabajo.

Particularmente pienso que cuando la educación se desprende de esa función reguladora empieza la crisis de oferta y demanda. Ya en Venezuela se ha visto como en años anteriores se formaban más abogados que docentes o más administradores que médicos. Creándose de esta manera una cantidad innecesaria de profesionales para un sector en particular. Esto por supuesto afecta no sólo la economía de un país sino los niveles de confianza que se pueden depositar en los que gerencia la rendas de una nación, en especial el sistema educativo.

He querido, en los párrafos anteriores dar mi opinión en particular acerca de la relación que existe entre la educación, la economía y la política. No obstante, pienso que este es un contenido para mucha discusión y más cuando se trata de temas tan álgidos, específicamente cuando se empiezan a mezclar inclinaciones hacia uno de estos elementos.

Quisiera para concluir retomar una cita de Gutiérrez (2002) donde señala que a partir del análisis del marco conceptual propuesto en su trabajo, “los resultados obtenidos de la acción institucional están en relación directa con los intereses que se definen en la pugna entre los grupos de poder de una sociedad”. Estoy en mutuo acuerdo con el autor, y mucho más al ver el actual sistema educativo venezolano.

Sin embargo, me atrevería a manifestar que me hubiese gustado estudiar mi pregrado en un país donde hubiese existido la posibilidad de escoger la universidad no sólo por la carrera de estudio sino según su filosofía político – social formadora. A finales del siglo XX en nuestro país se podía hablar de un solo sistema educativo controlado por un solo poder conformado tanto por los gobernantes como por las cúpulas empresariales. Era difícil estudiar Medicina u Odontología para cualquier bachiller egresado de instituciones públicas o provenientes de sectores de la clase obrera trabajadora. Y no hablar de las Ingenierías o Contaduría y Derecho.

No se equivocaba Prieto con su estado Docente y su gran proyecto educativo, rechazado en pleno por los gomecistas y curas de la época. Era un atentado en contra de las pequeñas masas que se apoderaban de la educación a su gusto, con el fin de controlar al mismo tiempo, la economía de nuestra patria.


Referencias

Campuzano, C. (1981). La Función Social de la Educación. Ponencia en el Foro: Sociedad, Educación y Política. Disponible en: http://www.anuies.mx/servicios/p_anuies/publicaciones/revsup/res041/txt6.htm

Gutiérrez, P. (2002). Economía, Política y Educación. Disponible en: http://postgrado.una.edu.ve/politica/paginas/gutierrezeconomia.pdf

Prieto, B. (2006). El Estado Docente. Fundación Biblioteca Ayacucho. Caracas.