miércoles, 17 de febrero de 2010

Educación, política y economía

Se me viene a la mente en este momento una vez que asistía a una reunión en la escuela de mi hija y al entrar al recinto me desviaron para un salón donde nos iba a atender a todos los representantes, la profesora de aula. En esta confortable sala había muy buenos sofás y una antigua pero llamativa mesa en el centro. Al alzar un poco la mirada había un cuadro con la imagen del actual Papa, no había transcurrido mucho tiempo de la muerte de Juan Pablo II.

En ese momento me pregunté y tomando en cuenta que el Papa es el presidente de una nación, muy pequeña, rica y poderosa por cierto, ¿Por qué no una imagen de nuestro presidente?, también me acordé que al trabajar por un tiempo en EEUU se veía en muchas escuelas una foto del presidente de turno, el vicepresidente y el secretario o secretaria de Estado y todos los días debía cantarse en las aulas de clases el canto a la bandera, lo que podría ser aquí el Himno Nacional al momento de izar la nuestra. También es sabido que en muchas escuelas religiosas, en especial católicas, los estudiantes deben rezar en algún momento de la semana, bien sea todos los días o en una sesión en especial.

Me atrevo a comenzar esta reflexión con estos ejemplos simple y llanamente para representar de una manera muy personal lo que a mi parecer ejemplifica la relación existente entre economía, política y educación.

Así como lo comenta en sus líneas Gutiérrez (2002), el sistema económico – político genera en la sociedad un marco ideológico acorde con los requerimientos funcionales de ese sistema. En pocas palabras, se busca adaptar a la sociedad a los modos gerenciales de los gobernantes de turno y de los planes que para las naciones se desarrollen en cada uno de estos gobiernos.

Si nos fijamos en los grandes sistemas de gobierno a nivel mundial podríamos fácilmente relacionar estos modelos con el desarrollo de la educación en estas sociedades. Podríamos hablar entonces de la Educación Marxista, Capitalista, Imperialista, Monárquica, Religiosa, Socialista, Comunista, entre otras. Cada una respondiendo a los modelos políticos y económicos implementados por sus gobiernos a través de las leyes, normativas, reglamentos y decretos.

Ahora bien, veamos el caso de las Naciones Unidas, quizás la asociación de países más grande del mundo. En esta organización se gestan las políticas educativas de las naciones que la conforman a través de un sub organismo conocido como la UNESCO. Cada año se discuten por comisiones, las directrices que se han planteado y cómo cada nación está alcanzando sus metas fijadas. Independientemente del sistema de gobierno que cada nación tenga, si pertenece a las Naciones Unidas, debe seguir sus planes en materia educativa.

En este sentido, estaríamos hablando de una relación existente entre un modelo de educación y cómo éste se desarrolla en distintas naciones del mundo. Cada país lo ejecuta de acuerdo a sus políticas de gobierno y sus procesos económico – sociales.

En este orden de ideas Prieto (2006) afirma “El Estado interviene, por derecho propio, en la organización de la educación del país, y orienta, según su doctrina política, esa educación. Depende la orientación de una escuela de la orientación política del Estado”. El maestro Prieto no concebía a un sistema educativo controlado única y exclusivamente por particulares a sus gustos y medidas y donde el Estado no tuviese ninguna participación.

¿Cómo se podría explicar que el Estado a través de sus gobiernos invierta en educación pública y gratuita para todos e incluso subsidie en algunos casos a la educación privada y después no exista una retribución por parte de los formados hacia su país? ¿Cómo podría mejorar la economía de una nación si los profesionales que se formaron en ella y en especial en la educación pública no vayan después a contribuir con el desarrollo de la misma?

Es entonces política de Estado, velar por una educación de todos y para todos donde cada miembro de la sociedad tenga tan justa formación como tan justo campo de trabajo. Donde esa formación, bien sea capacitación técnica como universitaria tenga después un lugar donde se puedan desarrollar los conocimientos adquiridos. De esta forma se contribuiría directamente con el desarrollo económico de un país y el bienestar social.

¿De qué vale darle tierra al pueblo si no le enseñamos a cultivarla? ¿De qué vale hacer fábricas si no formamos buenos ingenieros y obreros? ¿Hospitales y escuelas sin médicos y docentes comprometidos con la buena praxis? Por supuesto hay que considerar que no toda la responsabilidad del motor económico de una nación radicará exclusivamente en la formación de su talento humano. Habrá también que cuidar aspectos como las condiciones sanitarias y de seguridad, alimentación de los trabajadores, entre otros.

Campuzano (1981) en el Foro Sociedad, Educación y Política, celebrado en México, expone que la educación tiene una función económica, porque esta contribuye a la reproducción de la fuerza laboral "enseña y entrena en la organización jerárquica y autoritaria del trabajo”. O sea, es la escuela quien tiene en sí, la función que regula la oferta y el trabajo.

Particularmente pienso que cuando la educación se desprende de esa función reguladora empieza la crisis de oferta y demanda. Ya en Venezuela se ha visto como en años anteriores se formaban más abogados que docentes o más administradores que médicos. Creándose de esta manera una cantidad innecesaria de profesionales para un sector en particular. Esto por supuesto afecta no sólo la economía de un país sino los niveles de confianza que se pueden depositar en los que gerencia la rendas de una nación, en especial el sistema educativo.

He querido, en los párrafos anteriores dar mi opinión en particular acerca de la relación que existe entre la educación, la economía y la política. No obstante, pienso que este es un contenido para mucha discusión y más cuando se trata de temas tan álgidos, específicamente cuando se empiezan a mezclar inclinaciones hacia uno de estos elementos.

Quisiera para concluir retomar una cita de Gutiérrez (2002) donde señala que a partir del análisis del marco conceptual propuesto en su trabajo, “los resultados obtenidos de la acción institucional están en relación directa con los intereses que se definen en la pugna entre los grupos de poder de una sociedad”. Estoy en mutuo acuerdo con el autor, y mucho más al ver el actual sistema educativo venezolano.

Sin embargo, me atrevería a manifestar que me hubiese gustado estudiar mi pregrado en un país donde hubiese existido la posibilidad de escoger la universidad no sólo por la carrera de estudio sino según su filosofía político – social formadora. A finales del siglo XX en nuestro país se podía hablar de un solo sistema educativo controlado por un solo poder conformado tanto por los gobernantes como por las cúpulas empresariales. Era difícil estudiar Medicina u Odontología para cualquier bachiller egresado de instituciones públicas o provenientes de sectores de la clase obrera trabajadora. Y no hablar de las Ingenierías o Contaduría y Derecho.

No se equivocaba Prieto con su estado Docente y su gran proyecto educativo, rechazado en pleno por los gomecistas y curas de la época. Era un atentado en contra de las pequeñas masas que se apoderaban de la educación a su gusto, con el fin de controlar al mismo tiempo, la economía de nuestra patria.


Referencias

Campuzano, C. (1981). La Función Social de la Educación. Ponencia en el Foro: Sociedad, Educación y Política. Disponible en: http://www.anuies.mx/servicios/p_anuies/publicaciones/revsup/res041/txt6.htm

Gutiérrez, P. (2002). Economía, Política y Educación. Disponible en: http://postgrado.una.edu.ve/politica/paginas/gutierrezeconomia.pdf

Prieto, B. (2006). El Estado Docente. Fundación Biblioteca Ayacucho. Caracas.

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